Badall
Avui he tingut un somni.
He somiat que vivia en un país normal. És a dir, un país en el que els polítics quan es presenten a unes eleccions només parlen de política. Parlen de pujar o baixar els impostos. Parlen de la seva aposta per l'educació pública o per la privada. Parlen del seu pla per fer front al problema de l'habitatge (i si no és massa demanar, que sigui viable). Parlen de la seva inversió en sanitat i en salut. Parlen (i concreten, és clar) l'increment de les pensions a les persones sense recursos. Parlen de la seva aposta (o no) per un país més sostenible o si manté la cultura del totxo. Parlen de la previsió de noves biblioteques i la seva convicció que la riquesa d'un país no és el seu PIB, sinó el número de llibres que llegeix. Parlen de com les tecnologies de la informació impregnaran l'educació des de la infantesa i la seva admiració pel model estremeny. Parlen de la seva inversió en escoles bressol. Vaja. Un país amb polítics, política, programes, promeses, debats i les seves dosis de demagògia.
M'he despertat i he llegit en els diaris un article més (el 176è porto comptat) sobre catalanitat, orígens i essències. I no he pogut reprimir un badall sonor.
He somiat que vivia en un país normal. És a dir, un país en el que els polítics quan es presenten a unes eleccions només parlen de política. Parlen de pujar o baixar els impostos. Parlen de la seva aposta per l'educació pública o per la privada. Parlen del seu pla per fer front al problema de l'habitatge (i si no és massa demanar, que sigui viable). Parlen de la seva inversió en sanitat i en salut. Parlen (i concreten, és clar) l'increment de les pensions a les persones sense recursos. Parlen de la seva aposta (o no) per un país més sostenible o si manté la cultura del totxo. Parlen de la previsió de noves biblioteques i la seva convicció que la riquesa d'un país no és el seu PIB, sinó el número de llibres que llegeix. Parlen de com les tecnologies de la informació impregnaran l'educació des de la infantesa i la seva admiració pel model estremeny. Parlen de la seva inversió en escoles bressol. Vaja. Un país amb polítics, política, programes, promeses, debats i les seves dosis de demagògia.
M'he despertat i he llegit en els diaris un article més (el 176è porto comptat) sobre catalanitat, orígens i essències. I no he pogut reprimir un badall sonor.
Comentaris
Yo también quiero una política postnacionalista. Sobre la base de ciudadanos. Los derechos, para las personas, no para las lenguas o los territorios.
Saludos y enhorabuena por la subida de la Unión. Como también ha subido la Ponfe, Zamora se ha quedado en medio de los dos ascensos de la región. A ver si el año que viene, con Tomé en el banco, hay suerte.
Saludos, siempre cordiales.
Estoy hasta el gorro de la españolidad, la catalanidad y las xenofobias. Esto es patético. Si nosotros nos sentimos así no sé lo que deben pensar los inmigrantes que vienen de África o Suramérica. En mi lista de culpables el nº 1 es CiU por crear y alentar este odio desde el poder y el 2º son el PSOE-PSC y PP por colaboración.
Se supone que el PSC es el partido abierto, socialista, emancipador y de izquierdas. ¿Por qué nos habéis abandonado para contentar a los señoritos y a los botiguers?. Si os resulta indignante lo que estamos oyendo sobre el origen Montilla, ¿por qué no pasáis de los Pujoles, Mases, Duranes y toda esta banda de reaccionarios?.
Por lo que le leo, ha comenzado ya la campaña electoral?.
Pero como debe intuir ya, hay un pero en mi intervención: para muchas personas, entre las que me cuento, y que no comulgamos con el ideal o credo independentista, el estado de las cosas (o las cosas del estado) nos repatean el estómago... bueno, esto es una forma de expresarse.
Los legítimos bostezos de muchos, los inevitables sarpullidos de algunos y las temerarias arengas reactivas a los discursos esencialistas de unos cuantos no deberían esconder o maquillar la realidad de un país edificado desde la hipocresía y el "aquí no ha pasado nada" con aquel cemento portland tan efectivo llamado Transición.
No es el momento de ennumerar los ejemplos que agravian la sensibilidad de muchas personas (una soy yo) que a años luz de las tesis esencialistas (de un lado y de otro, ¡cuidado!) consideramos que otro país es posible y que la democracia no es un juguete para que se entretengan los que se ríen de ella (sí, se ríen de ella muchos que ayudaron a fraguar aquel cemento... no les quedaba otra).
A pesar de las innegables y positivas mejoras de este país en los últimos 30 años, son innumerables los ejemplos que justifican tropecientos artículos reivindicativos y me hacen entender los discursos esencialistas. Hay muchos más motivos, artículos y discursos más indicados para ejercer el arte del bostezo, señor Donaire.
Y no sé si me preocupan más los bostezos de los profesionales y responsables del cotarro político-administrativo o la insuficiencia analítica de ciertos anónimos (8:28PM... Ellos no están en campaña) que, escudados en una estimable buena voluntad y espíritu izquierdoso, se dejan llevar por algo mucho más peligroso que el bostezo puntual: la desazón infundada.
No dudo de que en principio las intenciones de cualquier político sean el trabajar por mejorar la vida ciudadana. Pero luego el aparato del partido exige sólo una cosa: ocupar la poltrona. En cierta manera creo que tanto los partidos políticos como el propio estado tienen una vida propia ya que como los seres vivos intentan perpetuarse y sobrevivir. Y por lo tanto las personas que participan en ellos se ven arrastrados por ese ente vivo.
Toda generalización acarrea injusticias, por supuesto. ¿Ha dejado usted de luchar por todo lo que ha soñado hoy? Porque también tiene parte en el pastel.
Siento que le transmita esta desazón por la clase política, pero creo que cada vez está más alejada del ciudadano. No obstante tengo la pequeña esperanza de que herramientas como los blogs nos vuelvan a acercar a los orígenes: que ustedes sean nuestros representantes. ¡¡Es usted nuestra última esperanza, señor Donaire!! No nos abandone.
Saludos.
Jo diria que més aviat no som un país normal perquè al seu moment no es feren bé les coses i aixó vol dir que haurem d'aguantar durant molt de temps a tots aquells que ho denuncien, entre els que m’incloc.
Si les coses s’haguèssin fet bé de bon principi, pocs articles essencialistes trobaria vosté a la premsa i les coses serien més “normals”.
Ara bé, a molta gent ja els hi va bé passar pàgina. Vistes així les coses, podríem definir un front relativitzador i fugisser a nivell polític, un front incapaç de comprendre les misèries heretades d’un periode històric tan fosc com el que ens ha precedit.
Si maleir una monarquia que va posar amb el dit un dictador feixista i unes institucions on encara romanen amplis i notables vestigis del periode preconstitucional, així com les herencies econòmiques d’aquell periode, molt visibles i reconeixibles, por portar a discursos esencialistes, doncs haurem d’acceptar-ho i preguntar-nos que podem fer per aconseguir una certa dosi de justícia, enlloc de badallar. Els escesos dels altres no són per badallar, sino per analitzar perquè passen.
Crec que alló del ciment Portland d'una intervenció anterior reflexa molt bé aquesta idea.
Es posible que en algún momento el PSC haya caído en el error de las esencias. Más bien creo que no ha sabido explicar que su apuesta por más autogobierno no es una apuesta por una forma eficiente de resolver problemas concretos y no tanto una oda al Pi de les Tres Branques. Puede que también haya en algún momento un cierto complejo, un miedo a que alguien considere que el PSC no defiende los intereses de Cataluña.
Lo que dice el Estatuto, perdiu, lo suscribo al 100%. Si quieres un día hablamos sobre ese párrafo y verás que no tiene nada que ver con la épica de los almogávares, las quatre barres y las esencias.
Efectivamente, mi querido equipo (la Unión Deportiva Salamanca) luchará por repetir las gestas de mi infancia y luchar junto con Español, Villarreal, Sevilla o Betis por un lugar en la UEFA. Falta un año. A por ellos, oe, a por ellos, oe. Una prueba más de que con ZP las cosas sólo van a mejor. ;-)
S'haurien d'ignorar els articles i comentaris d'alguns tertulians. Parlar dels problemes i les seves possibles solucions, parlar de programa polític i no tant de candidats. Aquest teu petit comentari ja ha tornat a encetar el debat.
Mire señor. Le voy a ser sincero. Yo he nacido en Salamanca, me he criado en Extremadura, me llamo José Antonio y por tanto estoy bastante lejos del prototipo de El cor de la ciutat o Plats bruts. Y no sé por qué pero no he sentido esa opresión a la que alude. Ni tanto ni tan poco. En general, hay que reconocerlo, el modelo de convivencia de Cataluña es bueno y no creo que exista ni persecución ni discriminación. Otra cosa es (en eso tiene razón) el tema de los inmigrantes extracomunitarios. Aquí, un cero patatero. Racismo descarnado.
Todos hemos oido hablar del famoso cuadrante. La política catalana estaba formada por un eje nacionalismo español - nacionalismo catalán y otro eje derechas - izquierdas. Yo creo que después del Estatuto, el eje que ha de marcar la política en los próximos años debe ser el de izquierdas - derechas. Esto es. Lo importante no son los sustantivos (somos una nación), sino los adjetivos (qué nación somos).
¿Campaña?. Lo peor está por llegar. Esto es sólo el principio.
Lucien
Como es habitual, estoy absolutamente de acuerdo con usted.
Pululante
Confieso que la tesis de la poltrona la he utilizado yo mismo en mi época antisistema. Pero ahora ya no lo tengo tan claro. Que un partido quiera gobernar es no sólo legítimo, sino imprescindible en el modelo que hemos aceptado. Es como si nos quejamos de que un delantero se esfuerce en marcar goles. Hombre. De eso se trata.
Cuando uno trata con políticos (e incluso cuando uno pasa a ser eso, un político) se da cuenta de la obviedad: los políticos son como las personas. Los hay generosos, ruínes, inteligentes, sagaces, egoistas, capaces, soñadores... Un día hice un ejercicio. Miré el hemiciclo y asimilé cada pitufo con un diputado. ¿Sabe qué?. me quedé sin pitufos. ¡Estaban todos!. Desde la pitufina a papá pitufo, el gruñón (a mi no me pitufa el estatuto), el manitas y el pastelero. Quiero decir que no veo grandes diferencias entre los políticos y los no políticos. Lo cual, en el fondo, me tranquiliza.
Y no se preocupe. La situación no es tan desesperada como para que un servidor sea la esperanza blanca. No es falsa modestia: si así fuera, la situación sería realmente crítica.
El problema que podem tenir és el següent. Preocupats pels símbols, pels himnes i pel nom de les coses, podem dedicar tots els esforços a les essències. Són importants, és cert.
Però de veritat. El que és realment important és decidir si el Pla de protecció del litoral es mantindrà o optem pel model valencià. Si creem ciutats compactes o continuem esquitxant el territori. Si solucionem d'una vegada per totes l'accés a l'habitatge, que ja és el principal problema nacional. Si estudiem la forma de fer de la immigració una oportunitat i no un problema (i de pas, si critiquem sense ambigüetats el racisme silenciós). Si una vídua que rep 340 euros al mes pot tenir una vida un xic més digna. I si un pare i mare que treballen poden tenir un sistema de recolzament a la seva paternitat (que no se soluciona només amb escoles bressol).
Jo no dic que la "qüestió nacional" no sigui rellevant. Em queixo que sigui l'única nota en la música política catalana. Permete'm una mica de demagògia: "Ha arribat l'hora de les persones".
Tens raó. És una certa paradoxa. Si un es queixa d'una situació, pot estar alimentant sense voler el debat del que vol fugir.
Pero lo de la poltrona se manifiesta en las acciones y declaraciones de los partidos. ¡¡Pero si hay partidos que incluso defienden una cosa y su contraria en Madrid y Cataluña (aquí puede insertar su puya al PP)!! Y eso demuestra interés electoralista, no coherencia con unos ideales.
Supongo que yo también tendré que pasar por mi época anti-sistema. Aunque me temo que viraré hacia la indiferencia más absoluta, como la mayoría de la población. Y eso es lo que le conviene al Estado para seguir sobreviviendo.
Saludos.
D'una altra banda, Catalunya no és un país normal i no ho serà mai perquè, d'entrada, els països solen tenir un Estat al darrera. Les essències no sé si són importants o no, però és evident que alguns de fora vingueren i de casa ens tragueren, i ara s'espanten perquè han de parlar o entendre l'idioma propi d'aquí, com el senyor "usuario anónimo".
I com Catalunya no és un país normal, tampoc no pot discutir amb tota la llibertat que fóra desitjable sobre aquests afers que tant ens interessen, des de la nova immigració, a polítiques fiscals, o l'ensenyament i l'Estat del Benestar. Amb l'Estatut que heu aprovat i que perllonga encara més la situació d'«espoli fiscal» o, si ho preferiu, de gran desequilibri fiscal, mai no podrem aplicar polítiques més ambicioses. Si a això li sumes la subordinació a l'estructura legal espanyola, nosaltres no som, ni de lluny, un país normal.
Ei, jo també comparteixo el teu somni: jo n'estic fins els collons de banderes, senyeres i estelades, i les cremaria totes. Però la situació és la que és.
Au, salut
Josep.
Tenim el mateix somni?