Sexo de 7 a 12
Mientras escribía mi tesis sobre el turismo en Hammamet, conocí a mucha gente en aquella ciudad turística: sabios en excedencia, aprendices de hoteleros, traficantes, agentes de viaje extraídos de una novela de Houellebecq, fotógrafos nómadas, cenicientas en paro y prostitutos.
Entonces Hammamet era una de las capitales de la prostitución masculina. Creo que aún lo es. Europeas faltas de cariño, de besos o simplemente de noches largas, llegaban a la ciudad del Cap Bon para intercambiar sexo por marcos, francos o libras. El café de la medina era el mercado más conocido y frecuentado. Ellos se exhibían, ellas comparaban y finalmente escogían. También había clientes masculinos, más discretos, que se dejaban querer en las playas cerca de Nabeul.
A los pocas semanas, entablé amistad con algunos de ellos. Coincidimos alguna vez en los cafés que bordeaban el cementerio, allá donde aún no llegaban los turistas, o en el destartalado mercado local. Yo era el extranjero que iba donde no van los extranjeros.
Conversando con ellos me di cuenta que su actividad había caído en las ruedas dentadas del trabajo. Tenían horarios, días libres, vacaciones, horas extras. Invertían, competían, regulaban precios, fijaban normas, establecían jerarquías... Pero lo que más me llamaba la atención era cómo se parecían sus conversaciones a las de un grupo de oficinistas o de operarios de una cadena de montaje, que discuten en un pub después del trabajo siguiendo un guión casi universal.
Ellos hacían de una actividad proscrita y aparentemente improvisada una rutina. Lo extraordinario devenía obstinadamente cotidiano. Luego he visto muchas otras veces cómo lo excepcional pasa a ser cotidiano, la curiosa habilidad del ser humano por convertir en rutina situaciones extraordinarias.
El turismo es el mecanismo inverso: Intenta crear la ficción, hermosa, de instantes excepcionales. El turismo es la lucha obstinada de un conjunto de rutinas por aparentar momentos mágicos, únicos e irrepetibles. Por eso los besos de 7 a 12 les parecían los besos más dulces del universo.
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