DEBATAMOS EL ESTATUTO (IV)

Iba a hacer un chiste fácil del tipo: "No hace falta que insista en la importancia de los preámbulos". Aunque preámbulo quiere decir literalmente "lo que está delante o lo que se hace antes de" (ustedes ya me entienden), el preámbulo del Estatuto ha sido el último acuerdo de la Ponencia. Un preámbulo no tiene el valor normativo de un artículo. Pero es ciertamente un elemento fundamental del texto: explicita la filosofía de todo el texto, el porqué y el para qué.

Cataluña se ha ido construyendo a lo largo del tiempo con las aportaciones de energías de muchas generaciones, de muchas tradiciones y culturas, que han encontrado en Cataluña una tierra de acogida.

El Estatuto no dice que un catalán es un señor vestido con fajín y barretina, devorador de butifarras y mongetes, recitador de Pla y de Verdaguer, melómano de sardanas y habaneras, entrenador de gossos d'atura, devoto de la Virgen de Montserrat y socio del Barça y del DKV Joventut. Aunque a algunos les pueda parecer increible, el Estatuto permite ser catalán y profesor de sevillanas. Es más. El Estatuto explicita que no hay "una cultura catalana", sino que Cataluña es el resultado de muchas tradiciones y culturas.

El pueblo de Cataluña ha mantenido a lo largo de los siglos una vocación constante de autogobierno, encarnada en instituciones propias como la Generalitat -creada en el 1359 en las Cortes de Cervera- y en un ordenamiento jurídico específico recogido, entre otras recopilaciones de normas en las "Constituciones y otros derechos de Cataluña". Después de 1714, ha habido diversos intentos de recuperación de las instituciones de autogobierno. En este itinerario histórico constituyen hitos destacados, entre otros, la Mancomunitat de 1914, el restablecimiento de la Generalitat de 1932 y el Estatut de 1979, nacido con la democracia, la Constitución y el Estado de las autonomías.

Luces y sombras. Estoy de acuerdo con la referencia a un derecho propio. También creo oportuna la referencia al largo itinerario de reclamación de un autogobierno en el siglo XX y la mención explícita al Estatut de 1932. Y aplaudo que conste en acta el Estatut de 1979 y la Constitución Española.
En cambio, siempre me ha producido un cierto reparo la filiación histórica de la Generalitat del XIV. Creo firmemente que el concepto de nación moderno nace en el XIX y que es una tergiversación histórica conectar nuestra institución democrática y abierta con un organismo feudal de carácter recaudatorio, presidido por el Opisbo de Girona. Yo creo que Maragall no es el 127 presidente de la Generalitat, sino el sexto después de Macià, Companys, Irla, Tarradellas y Pujol. Por cierto, esta Generalitat con la que me siento identificado es la única institución democrática que se mantuvo viva entre la República y la democracia moderna.

La libertad colectiva de Cataluña encuentra en las instituciones de la Generalitat el nexo con una historia de afirmación y respeto a los derechos fundamentales y de las libertades públicas de la persona y de los pueblos; historia que los hombres y mujeres de Cataluña quieren proseguir con la finalidad de hacer posible la construcción de una sociedad democrática y avanzada, de bienestar y progreso, solidaria con el conjunto de España e incardinada en Europa.

Éste es un punto muy importante. El texto alude a una conexión entre pasado y futuro a partir del respeto a los derechos individuales y colectivos. El link con el pasado no es un enlace romántico, ni patriótico, ni existencialista. Es un compromiso con los derechos de los ciudadanos. Coincido también con la sociedad democrática y avanzada, de bienestar y progreso, que se refleja en la propia Constitución.
No quiero dejar a un lado la transcendencia del término "solidaria con el conjunto de España". En primer lugar, es una manifestación explícita de la voluntad de participar en el proyecto común de España; además, alude a la solidaridad, de manera que niega el concierto económico vasco y el modelo confederal.

El pueblo catalán sigue proclamando hoy como valores superiores de su vida colectiva la libertad, la justicia y la igualdad y manifiesta su voluntad de avanzar por una vía de progreso que asegure una calidad de vida digna para todos los que viven y trabajan en Cataluña.

Es interesante constatar los valores superiores que se reflejan en los preámbulos de algunas constituciones modélicas:
  • "Formar una unión más perfecta, establecer la justicia, asegurar la tranquilidad interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, asegurar los beneficios de la libertad" (EEUU)
  • "A fin de que esta declaración, constantemente presente a todos los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus deberes; a fin de que los actos del poder legislativo y los del poder ejecutivo, pudiendo ser comparados a cada instante con el objetivo de toda institución política, sean más respetados; a fin de que las reclamaciones de los ciudadanos, fundadas en lo sucesivo sobre principios simples e incontestables, contribuyan siempre al mantenimiento de la Constitución y a la felicidad de todos" (Francia)
  • "Deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran" (España)
  • "Constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad" (Argentina)
  • "Determinados a asegurar para nosotros y para nuestra posteridad los frutos de la cooperación pacífica con todas las naciones y los beneficios de la libertad para toda nuestra tierra, y resueltos a evitar los horrores de una nueva guerra como resultado de la acción del gobierno" (Japón)

Es por todo eso que, siguiendo el espíritu del Preámbulo del Estatut de 1979, este Estatut asume que:

Cataluña es un país rico en territorios y gente, una dievrsidad que la define y la enriquece desde hace siglos y la fortalece para los tiempos que vendrán.

Segunda referencia a la diversidad (de territorios y gentes). La diversidad no sólo debe ser respetada, sino que supone una fuente de enriquecimiento. ¿Es ésta la nación cultural que denuncia Arcadi Espada y Ciutadans de Catalunya?

Cataluña es una comunidad de personas libres para personas libres donde cualquiera pueda [¿por qué en subjuntivo?] vivir y expresar identidades diversas, con un decidido compromiso comunitario basado en el respeto a la dignidad de todas y cada una de las personas.

Individuos y no nación. Identidades diversas y no homogeneidad cultural. Respeto a la identidad y no "integración". Por cierto, me encanta ese "todas y cada una de las personas", una forma redundante de reafirmar la dignidad kantiana de los individuos.

La aportación de todos los ciudadanos y ciudadanas ha configurado una sociedad integradora, con el esfuerzo como valor y con capacidad innovadora y emprendedora, valores que siguen impulsando su progreso.

Ésta alusión al esfuerzo, al emprendedor y a la innovación, tan calvinista ella, es una concesión a la visión convergente de Cataluña. Un país de formiguetes y no de cigarras. Que se lo digan a Pau Casals, a Dalí, a Llach, al Tortell Poltrona, a Àngel Llàtzer o a Javier Cárdenas.

El autogobierno de Cataluña se fundamenta en la Constitución, así como en los derechos históricos del pueblo catalán que, en el marco de aquella, dan origen en este Estatuto al reconocimiento de una posición singular de la Generalitat. Cataluña quiere desarrollar su personalidad política en el marco de un Estado que reconoce y respeta la diversidad de identidades de los pueblos de España.

Leamos con pausa. El autogobierno de Cataluña se basa en la Constitución. De acuerdo. Se basa también en los derechos históricos del pueblo catalán, atención, que "en el marco de la Constitución" reconocen la singularidad de Cataluña. La Constitución Española dice en su diposición transitoria segunda que reconoce la especificidad de aquellas nacionalidades que habían aprobado un Estatuto durante el período republicano, como Cataluña, Galicia y el País Vasco.

La tradición cívica y asociativa de Cataluña ha subrayado siempre la importancia de los derechos y de los deberes, del saber, de la formación, de la cohesión social y de la igualdad de derecjos, hoy, en especial, de la igualdad entre hombres y mujeres.

Aunque, para ser justos, yo asumiría ya la inferioridad de los hombres respecto a las mujeres, sobradamente contrastada..

Cataluña, a través del Estado, participa en la construcción del proyecto político de la Unión Europea, con la que comparte sus valores y objetivos.

Cataluña afirma su compromiso con todos los poderes para construir un orden mundial pacífico y justo.

Este último redactado ha sido objeto de mofa y escarnio por parte de las hordas liberales que sin duda deben desconocer que este principio forma parte de la mayor parte de constituciones modernas. Incluso la Constitución Española ("colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra") en un párrafo que al parecer no constaba en la versión de la Constitución de Aznar el infausto día que decidíó participar en el crimen de Irak.

El Parlamento de Cataluña, recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Cataluña, ha definido de forma ampliamente mayoritaria en Cataluña como una nación. La Constitución Española, en su artículo segundo, reconoce la realidad nacional de Cataluña como nacionalidad.

Por tanto, los catalanes hemos dicho (mayoritariamente) que somos una nación. Una nación es la "consciencia nacional de un colectivo, que se define como tal". Si los catalanes dicen ser una nación, pues son una nación. Así de simple. Por otro lado, nada más y nada menos que lo que expone la Constitución vigente. Ésa que algunos no votaron porque iba a romper España.

Comentaris

Anònim ha dit…
Me pregunto qué argumento puede dar el PP para votar en contra de este perámbulo.
Anònim ha dit…
Desde el enorme respeto hacia su argumentación, que encuentro valiosa y correctísima, ¿no es un poco contradictorio que aluda a ciertas veleidades sintáctico-gramaticales de algunos fragmentos del Estatut, como viene haciendo en estos debates tan interesantes, y en cambio valore con tanta benevolencia el modo en el que se ha redactado o establecido en dicho Estatut el concepto de nación?

Lo comento porque sobre esta frase:

"El Parlamento de Cataluña, recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Cataluña, ha definido de forma ampliamente mayoritaria a Cataluña como una nación"

Usted comenta:

"Por tanto, los catalanes hemos dicho (mayoritariamente) que somos una nación. Una nación es la "consciencia nacional de un colectivo, que se define como tal". Si los catalanes dicen ser una nación, pues son una nación. Así de simple."

Y claro, permitiéndome (con su beneplácito) adoptar su propio discurso de denuncia sobre ciertos juegos de palabras innecesarios, ¿por qué no se ha redactado directamente que "Catalunya es una Nación", en lugar de emplear una formulación voluntarista, pretendidamente diplomática y ridículamente retórica?

¿Quién ha defendido la constitucionalidad de la frase "Cataluña es una nación" en Madrid? Porque todos sabemos que aquí, en el Parlament, todos menos el PP la defendieron.

Concretando (o, curioso, generalizando) mi crítica, supongo que hay momentos en los que el PSOE puede resultar un obstáculo para el PSC, ¿o viceversa? También quisiera añadir, para no dar la sensación de que cargo las tintas sobre el PSC, que la coherencia política en algunos detalles no es fácil para nadie, empezando por la derecha.

Saludos.
Donaire ha dit…
Lucien

Es cierto. Aquí no he sido del todo justo y la fracesita de marras merecía mayor atención. Supongo que lo he comentado tantas veces ue ya me parece obvio.

De entrada, coincido contigo. El artículo 1 era constitucional. "Cataluña es una nación". Lo dice bien el Consell Consultiu después de leer el debate sobre la Constitución. En todas las ponencias, nación y nacionalidad se usan como sinónimos. Por eso, cuando la Constitución dice "nacionalidades y regiones" nos está diciendo que hay regiones y "otra cosa".

El problema es la polisemia misma de "nación". Nación tiene tres acepciones. La primera es nación como un todo cultural: A mi esta definición no me gusta, porque creo que no hay "una" cultura catalana. No es el espíritu del Estatut. Nación es también el espacio político de acción. Y ése es el problema. Si interpretamos nación como organización política, hemos creado la psicosis que el artículo 1 quiere decir "Adiós España". En realidad, nosotros defendemos el sentido de nación como "sentimiento de colectividad". Somos una nación porque nos sentimos nación.

Y por eso pensamos que en el duro debate sobre etse punto, que el Estatuto admita que el Parlamento ha proclamado la "nación catalana" es un avance.

Tienes razón. Es una guerra absurda. Y a lo mejor teníamos que haber presionado más. Pero éste es un punto que desde el primer minuto de juego se consideró innegociable. A pesar de que miembros del TC habian afirmado la constitucionalidad del artículo.

Tienes razón. Tienes razón...
Anònim ha dit…
Este estatuto, entre otras muchas pamplinas, está contaminado por el discurso bambi del medroso de Zapatero. Para disimular el atentado contra la libertad y el control orwelliano de todo, se añaden esas gotas de hippismo tipo "la paz en el mundo". Tan inútil como ridículo.
Donaire ha dit…
Querido Anónimo no. 1

El PP ha criticado diversos elementos de este preámbulo. Básicamente.

1. Las referencias históricas. Como he comentado, yo podría estar de acuerdo con matizar las referencias a la historia profunda. Pero ignorar la Mancomunitat, el Estatuto del 32 o la transición, me parece negar la identidad propia.

2. La historia como "fuente de derecho". Esto se va directamente al TC. mejor. Así veremos que no hay nada que temer. Dejando a un lado que se alude a la Constitución, además precisa que las referencias históricas son las que constan en la propia constitución. Sobre este punto ha insistido mucho el President: ¿por qué la Constitución diferencia regiones y nacionalidades?. Ésa es la pregunta.

3. La mención a la nación. Negar el redactado light que se ha concertado es negarlo todo.
Donaire ha dit…
Anónimo 2.

La mayoría de constituciones del mundo hablan de favorecer la paz mundial. No es un brindis al sol. Las cosas si están escritas, escritas están.
Mírate la Constitución japonesa (post 1945), la francesa, la alemana, la italiana, la portuguesa... Y ya puestos, mírate la Constitución española.

¿Por qué en el resto de cartas magnas esta opción es lícita y en el caso catalán es una muestra de "hippismo"?

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