Ineludible

Cuando un gobernante actual juega a Apalabrados y le aparece una I, se le ilumina la cara. Hay millones de ejemplos, pero tomemos por ejemplo el decreto de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo, conocido coloquialmente como decreto de disolución de la universidad. 



Empieza con el inexcusable objetivo de estabilidad presupuestaria. Inexcusable. Ese adjetivo que nos devuelve a la infancia y a los deberes de matemáticas. - Es que me he dejado la libreta en casa, señorita. - No me vengas con excusas, Alvarito. 

Sigue con los objetivos irrenunciables de calidad y eficiencia. Irrenunciable. Y todos hemos aprendido que donde dice eficiencia debe decir en realidad unos cuantos miles de trabajadores públicos de patitas en la calle y/o una reducción de los recursos que les quedan a los supervivientes para gestionar su trabajo y el que dejan de hacer los que se van.

Y acaba con una ineludible contención del gasto público. Ineludible, esto es, que no lo podemos eludir. Todo en esta vida tiene solución, excepto la muerte y la contención del gasto público, que es ineludible. 

Si repasan los BOE de estos últimos meses, verán que están llenos de ies: inaplazable, improrrogable, innegociable, inexcusable, imperdonable, ineludible, inaceptable, indiscutible, irrenunciable... Por eso, Merkel avisa a Hollande que las medidas de austeridad son innegociables. Y por eso el President de la Generalitat utiliza siempre la expresión "No hay otro camino". 

La muerte del debate

El problema no es que nos hemos abocado a un programa de austeridad extrema en plena crisis, con lo que probablemente hemos taponado la salida a la crisis. Tal vez no. El principal problema es que se ha escrito un relato falso, porque niega cualquier alternativa, cualquier plan B. Niega incluso el debate. O la discrepancia.

Cuando un objetivo es ineludible, quiere decir en primer lugar que no vamos a perder el tiempo en explicarlo. Como los padres que responden a sus hijos "porque sí" o "porque lo digo yo", lo que es ineludible no necesita ser razonado. Esto es así y no me hagas perder el tiempo explicando por qué. O sinmplemente, cómo. O, aun mejor, cuándo. 

Cuando un objetivo es ineludible, quiere decir además que no estamos dispuestos a dudar, ni a cuestionarnos el fin o los medios. Como es ineludible, aprieto el acelerador y no me pregunto si se ha acabado de construir el puente. La duda es muy útil porque incorpora matices, miedos, riesgos, notas a pie de página, post-its, que permiten sustituir la simplicidad infantil por la complejidad de la vida misma.

Y finalmente, cuando un objetivo es ineludible, no se permite pensar en planes alternativos, en planes B, que ayuden a mostrar un catálogo de respuestas posibles mucho más amplio. Casi siempre hay varias soluciones para un problema, lo que no quiere decir que todas sean válidas. Pensar en opciones ayuda además a corresponsabilizarnos de las decisiones, a hacernos partícipes de lo acordado para bueno o para lo malo.

En definitiva, llenar los decretos y los discursos de íes es una forma silenciosa de acallar el debate y, en buena medida, eso que llamamos democracia. Ineludiblemente.

Comentaris

Y el que diga lo contrario es un irresponsable.

i.

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