La espiral de la miseria

Voy a enunciar un nuevo principio. Lo llamo la espiral de la miseria. La miseria humana de algunos individuos tiene las propiedades de una espiral logarítmica. Como saben, a diferencia de la espiral de Arquímedes, en una espiral logarítmica las distancias entre sus brazos se incrementan en progresión geométrica. Esto es, cada ponzoña que emite el sujeto preso por la espiral logarítmica supera con creces la ponzoña anterior. Cuando uno cree que se ha llegado al límite superior de la infamia, el sujeto nos sorprende con una nueva cabriola coprofágica que deja su anterior ultraje en un diálogo entre Pixie y Dixie. La segunda propiedad de una espiral logarítmica (de hecho, de cualquier espiral) es su capacidad de crecer hasta el infinito. No parece existir un nivel de la marea por encima del cual sus aguas residuales no puedan subir.

Como el agudo lector puede haber intuido ya, uno de los mejores exponentes de la espiral de la miseria es don Federico Jiménez Losantos. Desde el minarete de la COPE, este almuacín con la voz de Ned Flanders, intenta limpiar su pasado rojo y masón con misiles verbales a medio camino entre el vómito compulsivo y un bando de Mussolinni. Si siguen este hilo de Ariadna, verán las heces que emite desde la emisora de los obispos contra los catalanes, los árabes, los vascos, los intelectuales, los homosexuales y sobre todo los rojos. Ése es el precio que debe pagar por su traviesa juventud, cuando militó en el PSUC, en Bandera Roja o en el Partido Socialista de Aragón: negar cien veces cual San Pedro la propuesta de la izquierda. Por la mañana, ante la mirada atenta del Club de Adoradoras de San Escrivà de Balaguer, Fedegico abjura una y otra vez de la religión roja con la fe del converso.

Alguien podía pensar que este señor cretino había alcanzado ya las más altas cotas de miseria humana con frases del tipo "Hace 40 años había más libertad en Barcelona" o "Deberíamos hacer un homenaje a Covadonga, la Reconquista, Don Pelayo... Es actualísimo". Pero no. Lean esto:

“Y no se dejen manipular señores ecuatorianos, no se dejen manipular, que los están manipulando, que han caído como chorlitos. Que se van a manifestar con los comunistas y Pilar Manjón, valga la redundancia, sin el PP. Y recuerden señores ecuatorianos, que aunque el que mande tenga querencia progre o bilbaina, las tres comunidades donde están los ecuatorianos, donde más se les ayuda, son Madrid, la Comunidad Valenciana y Murcia. Recuerden, ustedes por ignorancia, no por malevolencia supongo, se ha metido en un enjuague siniestro para aislar al PP. Y les repito, Señores Ecuatorianos, las comunidades donde ustedes viven son del PP. O sea que ustedes piensen antes de meterse en según que tinglados…“ [vía Netoratón]

De sus palabras deducimos que:

1. Admite sin sonrojo el uso partidista que hace el PP de todo esto.
2. Niega la legitimidad democrática de un partido democrático como es IU (el pasado, ya se sabe).
3. Continúa su linchamiento indecente contra la pobre Pilar Manjón.
4. Habla a los inmigrantes con el mismo lenguaje que un cacique extremeño o el propietario de una explotación de algodón en la Luisiana del siglo XIX.
5. Admite que un partido político puede (y debe) realizar acciones políticas que no pretenden el bien común, sino el interés particular del partido en cuestión.
6. Airea su presunta superioridad sobre los "señores ecuatorianos".
7. Reconoce que no ve capacitados a los ecuatorianos para tener sentido común.
8. Considera las prestaciones sociales prebendas otorgadas graciosamente. El día del Domund, vaya.
9. Deshumaniza a los ecuatorianos en particular y a los inmigrantes en general, ya que les niega legitimidad para responder ante el dolor y la pérdida.
10. Y lo que es peor. Con un estilo mafioso digno de Corleone, amenaza sin rubor: ayudas sociales a cambio del silencio. Aunque haya muerto uno de los suyos, ustedes se quedan en casa, con los pestillos cerrados, o si no, aténganse a las consecuencias.

Éste es el penúltimo episodio de esta lagartija. No se escandalicen. Como la espiral logarítmica, pasado mañana defecará cualquier otra proclama con la autoridad moral de una planta de compostaje. Y como un servidor está ya hasta las narices de este imbécil, me adhiero a la propuesta del hijo de don Quijote Ricardo Royo, que es el adalid de las causas perdidas (aprovechen y vean su quimérica lucha contra Wanadoo, por favor).

Abogados todos (Eli, Vero...), hombres y mujeres de bien, apoyemos la batalla (dialéctica, legal) contra este sinvergüenza. Y es que el hedor empieza a ser insoportable. Y el sábado, nos vemos en Madrid.